La industria automotriz mundial está resintiendo los efectos de los aranceles del 25% impuestos por la administración Trump a vehículos y autopartes importados a Estados Unidos. Lo que comenzó como una estrategia comercial ahora está generando pérdidas multimillonarias, tensando las cadenas de suministro y presionando a los fabricantes a modificar sus planes de producción.

🚘 Stellantis, en el ojo del huracán

La empresa matriz de Chrysler, Stellantis, anunció que los aranceles le costarán aproximadamente 1.200 millones de euros solo en la segunda mitad de 2025, después de haber perdido ya 300 millones en el primer semestre. La compañía produce modelos como Dodge y Jeep en plantas ubicadas en México y Canadá, países especialmente afectados por las nuevas tarifas.

🇺🇸 General Motors: hasta 5.000 millones de dólares en pérdidas

GM también informó impactos severos: los aranceles redujeron sus beneficios en 1.100 millones de dólares en el último trimestre. Su CEO, Mary Barra, advirtió que el efecto total podría ascender a entre 4.000 y 5.000 millones de dólares este año, aunque ya se está intentando aumentar la producción nacional para reducir la exposición.

Tesla, Volkswagen y Volvo también caen

  • Tesla, pese a producir en EE. UU., no escapa al golpe: solo en el último trimestre reportó 300 millones de dólares en pérdidas por componentes importados.
  • Volkswagen y Volvo no se salvan. La automotriz alemana reveló un impacto de 1.100 millones de dólares en el primer semestre, mientras que Volvo asumió un cargo por deterioro de 1.200 millones, también vinculado al incremento de costos por aranceles.

🧾 ¿Quién pagará la factura? El consumidor

Un estudio del Centro de Investigación Automotriz estimó que los aranceles elevarán el precio de:

  • 🚗 Vehículos fabricados en EE. UU. → hasta $4,000 USD más caros
  • 🚙 Vehículos importados → hasta $9,000 USD adicionales

🔍 Reducción parcial y futuro incierto

Aunque se han reducido algunos aranceles, como los que aplican a vehículos de Japón y Europa (del 25% al 15%), la complejidad de la política comercial actual mantiene en vilo a los fabricantes. Incluso los autos ensamblados en EE. UU. se ven afectados debido al costo elevado de las piezas importadas.