Tras un reciente sobrevuelo en la selva de Los Chimalapas, se ha confirmado que las secuelas devastadoras de los incendios ocurridos hace 26 años siguen siendo visibles, dejando en evidencia la incapacidad de regeneración de una vasta extensión de bosques. Los estragos de aquellos incendios de 1998, que arrasaron 30 mil hectáreas de selva de niebla y selva alta, aún perduran, mientras que los recientes incendios del 2024 han sumado 34 mil hectáreas más a esta triste realidad.

Desde las alturas, a bordo del helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana, se observa cómo la desolación persiste, con áreas donde la vegetación no ha podido recuperarse en casi tres décadas. Grandes árboles emblemáticos como el Sombrerete y la ceiba del Golfo, que fueron consumidos por las llamas en 1998, aún no han logrado regenerarse, según informes del coordinador de Maderas del Pueblo, Miguel Ángel García Aguirre.

En este contexto, las autoridades y comunidades locales piden una intervención urgente del gobierno de Oaxaca para realizar un estudio exhaustivo sobre la magnitud de los daños y establecer medidas efectivas de restauración. Se destaca la necesidad de involucrar a especialistas, académicos y a las propias comunidades en este proceso.

“Los árboles de pino encino y ocote podrían tardar entre 10 a 15 años en regenerarse naturalmente, mientras que los bosques de niebla y selva alta podrían requerir hasta 100 años”, explica García Aguirre. Esta situación subraya la importancia de implementar políticas que reduzcan los incendios forestales y mitiguen los efectos adversos de fenómenos naturales como las tormentas eléctricas.

A pesar de los esfuerzos por contener los incendios recientes, como lo demuestran las brigadas de comuneros que actualmente trabajan en la zona de El Cardón, el riesgo de más desastres persiste debido al prolongado período de sequía. Por ello, la alcaldesa de San Miguel Chimalapa, Ceyla Cruz Gutiérrez, hace un llamado a evitar el uso irresponsable del fuego durante actividades agropecuarias.

En este contexto, urge una acción coordinada y sostenida para proteger y restaurar este invaluable ecosistema, asegurando así el futuro de la selva de Los Chimalapas para las generaciones venideras.