Lo que parecía otra investigación más contra el Cártel de Sinaloa terminó siendo un golpe quirúrgico que sacudió por completo a la facción de Los Chapitos. Desde septiembre de 2023, la Administración para el Control de Drogas (DEA) no solo los investigaba: ya estaba metida hasta los huesos en la organización criminal.
Los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, que en ese entonces intentaban lavarse las manos públicamente del negocio del fentanilo, no contaban con que la agencia antidrogas había logrado infiltrar informantes y documentar cada movimiento clave: desde el envío de pastillas desde Culiacán hasta las calles de California.
De la fachada mediática al cerco implacable
La presión de Estados Unidos sobre el tráfico de fentanilo subió al máximo, y Los Chapitos intentaron mostrarse ajenos al negocio. Pero mientras ellos declaraban, la DEA ya había conseguido testimonios internos, registros de operaciones y hasta quién movía la mercancía al otro lado de la frontera.
El periodista Ángel Hernández reveló que desde ese año, informantes ya daban detalles sobre las rutas, laboratorios y traficantes operando en territorio estadounidense.
El Ratón, las traiciones y una guerra interna
Para enero, la segunda captura de Ovidio Guzmán López (El Ratón), quien más tarde sería extraditado y declarado culpable, dejó a la facción tambaleando. Y como si fuera poco, en julio de 2024, Joaquín Guzmán López entregó a Ismael El Mayo Zambada, uno de los históricos del cártel. Un quiebre brutal en la estructura del grupo criminal.
La pieza que delató todo
El 2 de junio de 2023, la DEA puso la mira en Mariel Lino, una mujer en Los Ángeles que funcionaba como distribuidora directa de las pastillas enviadas desde Culiacán. Ese día, vendió unas 10 mil píldoras a un agente encubierto, todo grabado con cámara oculta.
No era solo ella. Un operador apodado Mateo —con acceso directo a laboratorios— y sus intermediarios también estaban bajo vigilancia. El fentanilo, con una pureza letal del 2.4%, era entregado oculto en extinguidores y bolsas con los nombres “Ventura” y “Primo”.
El rastro hasta Culiacán
Con un rastreador GPS instalado en el auto de Mariel, la DEA tiró del hilo: Bryan Alberto González y Juan Ayala fueron arrestados con la droga aún en su poder, cerrando el círculo.
Estas pruebas fueron clave para demostrar en tribunales que Los Chapitos están detrás del tráfico que alimenta la crisis de sobredosis en Estados Unidos.
Juicios históricos y alianzas peligrosas
Hoy, Ovidio Guzmán se declaró culpable de tráfico de drogas, armas, lavado de dinero y liderar una organización criminal, esperando sentencia en enero de 2026. Joaquín Guzmán y otros miembros del grupo también aguardan sus audiencias.
Mientras tanto, el cártel lidia con fracturas internas y una alianza explosiva con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Lo que comenzó como un cártel todopoderoso ahora enfrenta juicios históricos, traiciones y la mira puesta de las agencias más fuertes del mundo.