La noticia cayó como balde de agua fría: Iberdrola vendió sus parques eólicos en Oaxaca. Para quienes rentan sus tierras a la empresa española fue toda una sorpresa, aunque –dicen– no tan difícil de entender: una multa de 500 millones de dólares y la falta de certeza jurídica orillaron a la compañía a irse.
Y el mensaje de los dueños de las tierras es claro:
“Ni a AMLO ni a Claudia les importa la energía eólica en México.”
Además, advierten que el abandono y la falta de mantenimiento de más de mil turbinas en el Istmo de Tehuantepec podrían provocar apagones en varios estados.
Pero ahí no acaba la cosa: la inseguridad y la falta de pagos dignos también son parte del reclamo. “Necesitamos más seguridad, mejores pagos y ayuda social para toda la comunidad. No solo los que tienen tierras, también quienes conviven con las turbinas”, afirman los arrendatarios.
La historia detrás de los molinos
En 2009, Iberdrola encendió su primer parque eólico en La Ventosa, comunidad zapoteca que, desde entonces, ha visto girar estos gigantes de viento. Los contratos se firmaron en 2005 por 20 años, con posibilidad de extenderlos hasta 2036.
Sin embargo, los habitantes sienten que el negocio no ha sido parejo. “La Ventosa recibe cerca de 4 millones de pesos al año, pero no alcanza para todos”, dicen.
Porfirio Montero, presidente de la Unión de Propietarios de Energía Renovable, lo dice sin rodeos:
“A AMLO nunca le interesó la energía eólica, y con Claudia pasa lo mismo. No hay inversión en transmisión y así es imposible crecer.”
¿Y ahora qué sigue?
Para Ezequiel Ríos Montero, otro de los arrendatarios, el gran pendiente es revisar los contratos: “No sabemos si habrá cambios, pero urge actualizar los acuerdos con la nueva empresa que compró los parques”.
En La Ventosa hay 4 parques eólicos (2 de Iberdrola, 1 de Grupo México y otro de EDF que ya cerró). Más de 500 propietarios reciben pagos periódicos, pero la comunidad asegura que los beneficios no llegan a todos.
Mientras tanto, el aire sigue soplando… pero el futuro de estos molinos aún está en el aire.