Durante una audiencia ante el Comité de Apropiaciones del Senado de Estados Unidos sobre el presupuesto para 2026, la fiscal general Pam Bondi calificó a México como un “adversario extranjero” debido a la crisis de narcotráfico y seguridad que afecta a ambos países.
Bondi afirmó: “No nos dejaremos intimidar y mantendremos a Estados Unidos seguro. No sólo de Irán, sino de Rusia, China y México. De cualquier adversario extranjero que esté tratando de matarnos físicamente, o por sobredosis a nuestros hijos, con drogas.” Estas declaraciones respondían a una pregunta del senador republicano Lindsey Graham, quien cuestionó si Washington estaba dispuesto a enfrentarse al régimen iraní en defensa de Israel y la seguridad estadounidense.
En la misma sesión, Graham cuestionó a Bondi sobre el papel de México en la lucha contra las drogas. A pesar de que la fiscal intentó desviar el tema proponiendo discutirlo en privado, el senador insistió: “Ellos deben saber que la mitad de su país está gobernado por los cárteles. Nunca vamos a estar seguros aquí hasta que hagamos que México cambie su estrategia.”
Bondi acusó directamente al Cártel de Sinaloa de causar estragos en Estados Unidos, enfatizando la crisis del fentanilo que “continúa entrando” al país. Ante esto, Graham exclamó: “¡Suficiente de esa mierda!” y agregó que “más personas mueren por envenenamiento de fentanilo que viene de México”. El republicano advirtió que perseguirán a los responsables “con o sin la ayuda de México”, ya que desconoce cómo tratar con un vecino que permite tales ilegalidades.
En el mismo debate, el legislador demócrata Jack Reed planteó la preocupación sobre el tráfico de armas estadounidenses hacia México, utilizadas para armar a los cárteles. Bondi reconoció que el problema requiere cooperación bilateral, pero al ser cuestionada sobre las acciones de Estados Unidos para frenar este flujo, afirmó que arrestan a quienes poseen armas ilegalmente y que no devuelven esas armas a México, sino que los infractores son encarcelados.
Reed insistió en que Estados Unidos permite la compra y tráfico de armas hacia México, lo que ha convertido a los grupos criminales en verdaderas organizaciones militares, debido al armamento y tecnología estadounidense. Bondi respondió que la política de su administración, bajo el mandato de Joe Biden, ha sido mantener las fronteras cerradas para evitar la entrada y salida ilegal de armas.
La fiscal defendió sus acciones con datos: “Desde que Donald Trump es presidente, hemos confiscado 14,600 armas, un incremento del 33% respecto a la administración anterior.” También mencionó arrestos de miembros de cárteles como Sinaloa, MS-13 de El Salvador y Tren de Aragua de Venezuela, en un intento de mostrar el compromiso del gobierno estadounidense para enfrentar la problemática.