Oaxaca, México – A pesar de que el Gobierno del Estado anunció el 17 de enero que la entidad ocupaba el tercer lugar a nivel nacional en el presupuesto asignado para el fortalecimiento de la seguridad, la violencia en la región parece no ceder. Con más de 298 millones de pesos destinados a mejorar la seguridad en el estado durante el ejercicio fiscal 2025, los resultados no reflejan la esperada disminución de la violencia.

La semana siguiente al anuncio se convirtió en la más sangrienta del año, con un promedio de 3.28 homicidios diarios, es decir, un asesinato cada 8 horas. A pesar de que 2024 fue marcado como un año relativamente seguro para Oaxaca, ocupando el quinto lugar en menores tasas de homicidio en el país, los primeros días de 2025 trajeron consigo un alarmante repunte de violencia.

La semana del 27 de enero al 2 de febrero fue especialmente violenta, con 23 homicidios dolosos registrados, convirtiéndose en la más sangrienta hasta el momento. En comparación, entre el 6 y el 12 de enero solo se registraron 15 muertes violentas. Esta situación resalta las crecientes dudas sobre la efectividad de las políticas de seguridad, pues los esfuerzos parecen ser insuficientes frente a la crisis de violencia.

Con la inversión de 298 millones 159 mil 916 pesos para garantizar la seguridad de los 4.1 millones de habitantes de Oaxaca, la asignación por persona es apenas de 72 pesos con 15 centavos. Esta cifra ha generado cuestionamientos sobre si las autoridades están destinando correctamente los recursos o si realmente existen capacidades efectivas para hacer frente al aumento de la violencia.

El reciente caso que conmocionó a la sociedad oaxaqueña fue el asesinato de dos mujeres, de 22 y 14 años, presuntamente a manos de su padrastro en Santa Lucía del Camino. Este caso se suma a los múltiples incidentes violentos que, durante el mes de enero, sacudieron la región. La falta de resultados inmediatos ante la inversión en seguridad deja a los ciudadanos en una situación de creciente incertidumbre.

Oaxaca también se ha visto afectada por masacres, como la registrada el 18 de enero, cuando un triple asesinato en Santa Cruz Xoxocotlán cobró la vida de Kaleb Rodríguez Ortega, líder transportista. El ataque ocurrió en medio de las disputas territoriales entre sindicatos de transportistas, una de las principales causas de violencia en la zona.

El martes 28 de enero, un ataque armado en la Cuenca del Papaloapan dejó como saldo la muerte de cuatro policías municipales en Tuxtepec, entre ellos un comandante. Este ataque revela la creciente inseguridad que afecta incluso a las fuerzas de seguridad, quienes, según autoridades locales, se vieron desprotegidos debido a la retirada de la Secretaría de Marina (Semar) de la zona, tras un desacuerdo con el presidente municipal de Tuxtepec.

Con un panorama cada vez más preocupante y la falta de resultados palpables, la población oaxaqueña se enfrenta a un futuro incierto, mientras se siguen destapando casos de asesinatos, secuestros y desapariciones en diversas partes del estado. La violencia no solo sigue siendo un desafío constante, sino que parece intensificarse con el paso de los días, a pesar de los esfuerzos por mejorar la seguridad en la entidad.