El pasado 25 de abril, Oaxaca vibró al ritmo de la tradición y la historia durante la conmemoración de su 493 aniversario de haber sido elevada al rango de ciudad. En un acto cargado de simbolismo, la capital oaxaqueña celebró su rica herencia cultural con un homenaje sonoro que envolvió a la ciudad desde las alturas de la Catedral Metropolitana.
Desde lo alto de este majestuoso edificio, el sonido vibrante de la flauta de carrizo y el tambor resonó, transportando a los asistentes a un viaje sensorial a través de las épocas. Las campanas de los templos, acompañadas por el canto de las chirimías, se unieron para rendir homenaje a la Verde Antequera, nombre que la ciudad recibió tras su fundación en 1532 por cédula real de Carlos V. La música se convirtió en el puente entre el pasado y el presente, celebrando siglos de historia, resistencia y mestizaje.
El evento, organizado por el Ayuntamiento de Oaxaca, contó con la participación de la Banda de Música del Estado y el Coro de la Ciudad, quienes ofrecieron un emotivo concierto en el atrio de la Catedral, transformado en un vibrante escenario de festejo. Entre las notas, destacó la poderosa voz del tenor Rodrigo Petate, quien interpretó las Mañanitas Oaxaqueñas, llenando de orgullo a los presentes.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue la interpretación de “Dios Nunca Muere”, obra inmortal de Macedonio Alcalá, que conmovió a los asistentes. Al mismo tiempo, tres aviones de la Fuerza Aérea surcaron el cielo, en un homenaje aéreo a la ciudad.
El festejo culminó con la presencia de las tradicionales Chinas Oaxaqueñas de Genoveva Medina, quienes, con sus coloridas canastas adornadas de flores, contagiaron de alegría y entusiasmo a los asistentes, invitando a todos a unirse al baile en una muestra viva de la identidad cultural de Oaxaca.
Así, entre música, danza y memoria, Oaxaca celebró 493 años de historia, reafirmando que la grandeza de sus pueblos sigue viva en cada acorde, en cada paso de baile y en cada celebración que resalta su espíritu inmortal.