Seguramente en alguna ocasión has experimentado esa sensación aterradora de estar despierto, consciente de tus pensamientos, pero sin poder mover ni un solo músculo, como si tu cuerpo no respondiera. Intentas gritar o patalear, pero todo es inútil. Esta experiencia, conocida popularmente como que “se te subió el muerto”, corresponde en términos científicos a la parálisis del sueño.
Este trastorno del sueño es común y se caracteriza por una inmovilización temporal o incapacidad para hablar justo cuando intentas conciliar el sueño o al despertar. Frecuentemente afecta a personas con horarios irregulares, como médicos o militares, y puede acompañarse de pesadillas muy vívidas en las que se perciben sombras, rostros o voces distorsionadas. Cuando se vuelve recurrente, puede impactar negativamente la calidad de vida hasta el punto de generar miedo a dormir.
Históricamente, diversas culturas han buscado explicar este fenómeno. El médico Milton René Morán Morales, de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, señala que en la Edad Media la parálisis del sueño era atribuida a figuras demoníacas como el íncubo y súcubo, interpretándola como posesión o hechicería. Más adelante, alimentó mitos sobre vampirismo y, en tiempos recientes, se asoció con abducciones alienígenas.
Actualmente, la ciencia describe este fenómeno como un “despertar incompleto”, resultado de la superposición entre la atonía muscular característica del sueño MOR (movimiento ocular rápido) y las alucinaciones que se presentan mientras la corteza cerebral está activa pero el cuerpo permanece paralizado.
Aunque la prevalencia exacta de la parálisis del sueño es baja en la población general, la mayoría de las personas han experimentado esta sensación al menos una vez en su vida. El trastorno puede manifestarse de tres formas principales:
- Sensación de opresión o dificultad para respirar.
- Presencia de alucinaciones visuales, como sombras.
- Episodios de vértigo, donde la persona siente que todo gira a su alrededor.
El fenómeno ocurre porque durante el sueño MOR, una fase en la que el cerebro está activo y se generan sueños vívidos, existe un mecanismo cerebral que paraliza los músculos voluntarios para evitar que el cuerpo actúe físicamente los sueños. Cuando esta parálisis persiste en el momento en que la persona despierta parcialmente, se produce la parálisis del sueño.
Morán explica que durante esta fase hay mayor hiperactividad cerebral que genera sueños intensos, y que las pesadillas pueden provocar ansiedad, angustia, taquicardias y despertar abrupto.
Si este trastorno es frecuente y afecta tu vida diaria, es importante acudir a un especialista. La Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM realiza evaluaciones integrales para identificar factores predisponentes como apnea obstructiva del sueño o narcolepsia, condiciones con las que la parálisis del sueño se asocia en un 40 a 50 por ciento de los casos. Cuando es necesario, se solicita una polisomnografía para confirmar el diagnóstico.
Si la parálisis del sueño ocurre de forma esporádica, es fundamental mejorar la calidad del descanso. Se recomienda evitar dormir con mascotas, pues pueden provocar microdespertares que generan esta parálisis incompleta. Asimismo, el uso de tapones para los oídos y cortinas oscuras ayuda a aislar ruidos y luces que interfieren con el sueño.
Controlar el estrés también es crucial para evitar recurrir a fármacos, que pueden empeorar el trastorno. Dormir de lado es preferible a dormir boca arriba, ya que esta última posición favorece episodios en pacientes con apnea del sueño. Evitar el consumo de alcohol y drogas es otra medida esencial no solo para este trastorno, sino para la salud general.
La UNAM cuenta con equipo especializado para diagnosticar y tratar estos trastornos del sueño con opciones terapéuticas personalizadas, y ofrece servicios con precios accesibles en el mercado mexicano.