El expresidente capitalino, Oswaldo García Jarquín dejó nuestra capital en ruinas. No hace falta hacer mucha memoria para recordar sus últimos meses de gobierno. De hecho, nuestro actual presidente municipal, Francisco Martínez Neri, nos prometió proceder legalmente contra los criminales que desfalcaron Oaxaca la administración anterior; pero todo resultó en morbo y circo mediático. Nomás vean, Jorge Castro Campos, quien fuera el corrupto operador de la obra pública en la administración anterior, se quedó de síndico municipal para tapar todas las corruptelas de García Jarquín ¿Lo sabrá Neri? Pues claro que sí. El cargo de presidente ya lo rebasó, pero tampoco es tonto.

Sin embargo, pareciera que la gente le restó importancia a estos temas cuando la crisis de la basura escaló al punto de tener buitres sobrevolando nuestra ciudad. Ésta crisis de residuos se juzga por sí misma, pero la crítica latente descansa en la millonada de recursos que Martínez Neri destina para querer tapar el sol con un solo dedo… está tirando el dinero de nuestros impuestos a la misma basura que manda a tirar a otro estado.

Pero los problemas de salud pública no son los únicos que han reprobado la gobernabilidad del Ayuntamiento, sino que la inseguridad se expande peor que un virus. Asesinatos, robos, agresiones a mujeres y atentados a turistas, son el pan de cada día en nuestra capital oaxaqueña. Y si sumamos lo que cuenta la gente respecto de la colusión entre policías y criminales, no parece que exista la intención de brindar seguridad a la ciudadanía. El trabajo de Raúl Ávila Ibarra, secretario de seguridad ciudadana, ha resultado a todas luces estéril.

Acorde con muchas encuestadoras, Oaxaca tiene de los peores presidentes municipales en el país. La desaprobación ciudadana reina en todas las actuaciones del responsable de dirigir la administración pública municipal.

Martínez Neri continúa endeudando al municipio y la opacidad es el principal calificativo para señalar cómo maneja el recurso público.

Pero claro, no todo es desgracia para nuestro presidente municipal y su gente, porque acuérdense que “nuevo gobierno” es sinónimo de “nuevos ricos” tal es el caso del esposo de la funcionaria municipal, Elsa Ortiz Rodríguez, quien se ve beneficiado de la obra pública que le asigna nuestro presidente municipal, y ¿acaso han visto ustedes alguna licitación? … pues no. Acuérdense que a Neri no le gusta la rendición de cuentas, le gustan las personas que de la noche a la mañana, ya cargan un comionetón de más de un millón de pesos.