Resulta que se acaban de revelar una cantidad ridícula de irregularidades al interior de un espacio que, se supone, debía de cuidar animales. ¿Qué tan extrema está la situación? Pues imagínense que acusaron que el Zoológico de Chilpancingo cocinó a sus cabras pigmeas.

Las cosas al interior del Zoológico de Chilpancingo parece que son mucho más graves de lo que cualquiera se hubiera imaginado, pues nos enteramos del escándalo gracias a una investigación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMAREN) de Guerrero.

En una conferencia de prensa revelaron, también, la historia de 4 watusis que fueron intercambiados sin permiso y desaparecieron del Zoológico de Chilpancingo.

Esos búfalos de origen africano formaron parte de un trueque que, de verdad, parece chiste. Presuntamente, las autoridades del Zoo recibieron unos radios, un calentador de leche, un horno de microondas y 65 mil pesos en efectivo, que, por supuesto, jamás se aparecieron en la cuenta.

También investigan la desaparición de una cebra, que presuntamente fue cambiada por 3 ciervos.

La cosa está tan complicada que, al interior del Zoológico de Chilpancingo, descubrieron que hay toda clase de especies perdidas o desaparecidas de su documentación oficial. Les falta una guacamaya arlequín, tienen perdido un halcón de cola roja, había 2 coyotes pero los registros están incompletos. Lo mismo sucedió con sus jaguares y algunos ejemplares de venado.

Sin embargo, la situación más grave está en la acusación de que el Zoológico de Chilpancingo cocinó a sus cabras pigmeas para su posada.

De acuerdo con la SEMAREN de Guerrero, el Zoo tenía 10 cabras pigmeas en su inventario. Sin embargo, conforme se acercaba la época navideña, su director ordenó al personal sacrificar a cuatro de ellas para cocinarlas en la posada de trabajadores. “No eran animales aptos para el consumo humano”, remató un funcionario a cargo de la investigación.

Todas estas acusaciones caen encima de un sujeto llamado Rubén Nava, quien estuvo solo 10 meses al frente del Zoológico de Chilpancingo pero, como se imaginarán, estuvo bastante ocupado.

La investigación oficial mantiene su curso. Además de la Secretaría del Medio Ambiente en Guerrero también se han involucrado autoridades medioambientales federales y se ha dado aviso a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) para que tome las riendas de este preocupante caso.