A más de medio siglo de su trágica partida, el legado musical de Álvaro Carrillo sigue vivo en cada nota que recorre el aire, como un susurro de amor y nostalgia. Compositor icónico del bolero mexicano, Carrillo dejó una huella imborrable con canciones que, aún hoy, siguen tocando el corazón de quienes las escuchan.

El 3 de abril de 1969, a los 49 años, Carrillo perdió la vida en un accidente automovilístico en la autopista México-Cuernavaca, un hecho que también le costó la vida a su esposa, Ana María Incháustegui, al día siguiente. Nacido el 2 de febrero de 1919 en la Costa Chica de Oaxaca, entre montañas y mar, en una familia de raíces mixtecas y afrodescendientes, la esencia de sus melodías reflejaba la riqueza cultural que lo rodeaba.

Aunque su formación académica lo llevó a estudiar ingeniería agrónoma en Chapingo, la música siempre fue su verdadera pasión. Su estancia en esta escuela dejó como legado la emblemática “Adiós a Chapingo”, himno de generaciones de estudiantes. A lo largo de su carrera, Carrillo compuso más de 300 canciones, abarcando géneros como bolero, chilena y pasodoble. Sus temas más famosos, como “Sabor a mí”, “La mentira”, “Luz de luna” y “El andariego”, han sido interpretados por figuras de la música como Luis Miguel, José José y Eydie Gormé.

La profundidad y elegancia de sus letras le dieron al bolero un aire de sofisticación y honestidad. Cada canción de Carrillo es una pieza de alma, un suspiro lleno de sentimientos puros y sinceros que, sin necesidad de adornos, expresa el amor en su forma más genuina. Su romanticismo, triste pero digno, lo posicionó como uno de los grandes exponentes de la música mexicana.

En 1988, José José protagonizó la película Sabor a mí, basada en la vida de Carrillo, lo que permitió a nuevas generaciones conocer más sobre este maestro de la canción. Además, en el centenario de su nacimiento, su hijo Mario Carrillo escribió un libro que desvela al hombre detrás de la leyenda musical.

Su legado sigue vivo en festivales y homenajes que se realizan anualmente en su honor, como el Festival de la Canción de Aficionados Álvaro Carrillo en Chapingo, donde jóvenes compositores se inspiran en su estilo para crear nuevas melodías.

A más de 50 años de su partida, la música de Álvaro Carrillo no envejece. Su nombre resuena en cada rincón donde la guitarra acompaña una voz que, con serenidad y emoción, canta sobre los amores que, como su legado, saben quedarse para siempre.