En un testimonio conmovedor de resiliencia y esperanza, al menos 500 niños y niñas acompañan a sus familias en el peligroso viaje a través de Oaxaca en el Viacrucis del Migrante. Familias enteras, en su mayoría provenientes de países de América del Sur como Colombia y Venezuela, se unen en esta travesía desafiante, enfrentando las inclemencias del tiempo y la incertidumbre de un futuro incierto.

Desde carriolas modificadas hasta improvisadas camas rodantes en triciclos, las familias utilizan cualquier medio disponible para proteger a sus hijos en este viaje agotador. “La migración es la escuela para la sobrevivencia”, comenta Magda, una joven madre venezolana. “Caminando, se aprende a vivir en medio del hambre y de la sed, sin dormir, bajo el frío o el calor. La recompensa vendrá después”, agrega, mientras acomoda a su pequeña de año y medio sobre un cartón en el suelo.

Magda no está sola en esta travesía. Decenas de mujeres, algunas madres solteras y otras acompañadas por sus esposos, viajan con sus hijos, buscando un futuro más seguro. Sin embargo, el camino está lleno de desafíos, desde los fuertes vientos hasta las altas temperaturas. Incluso se estima que unas 50 mujeres embarazadas forman parte de esta caravana migrante.

El director del Centro de Dignificación Humana, Luis Rey García Villagrán, estima que al menos 500 menores de edad forman parte de este Viacrucis del Migrante, aunque las autoridades migratorias sugieren una cifra ligeramente menor. Pero más allá de las cifras, cada niño representa una historia de valentía y esperanza en medio de la adversidad.

En medio de la travesía, la solidaridad de las comunidades mexicanas se hace evidente. Desde la donación de carriolas, triciclos y bicicletas hasta el apoyo con alimentos y palabras de aliento, la gente del pueblo muestra su compasión y empatía hacia los migrantes que buscan un futuro mejor.

Mientras las familias continúan su camino, cargando a sus hijos en brazos o improvisando juegos para distraerlos de la realidad difícil que enfrentan, queda claro que la migración es más que un desplazamiento geográfico: es un acto de supervivencia y esperanza en busca de una vida digna.