El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sostenido que en México no hay xenofobia, que esas son conductas de la derecha, pero en el pueblo oaxaqueño de San Sebastián Tutla ha sido cerrado el Centro de Movilidad Migratoria porque los vecinos y los comerciantes locales conciben al migrante como un peligro para la sociedad.
“Me vale lo que digan, pero el gobierno no puede disponer de nuestro espacio de convivencia para meter a esa gente; están profanando nuestra libertad”, se queja Roberto, vendedor de refacciones y uno de los comerciantes que votó en asamblea para que cerraran el centro.
Dicho centro fue abierto por el gobierno estatal el 25 de septiembre después de varios accidentes en la autopista Oaxaca-México donde murieron más de 30 migrantes.
Ubicado en un solar de dos hectáreas, el centro tenía baños públicos, un campamento médico y, en el mes que dio servicio, más de 15 mil migrantes fueron atendidos y trasladados a Ciudad de México.
El 30 de octubre, sin embargo, Jesús Romero López, el secretario de gobierno del estado, avisó que se cerraba por las expresiones de intolerancia de vecinos. Ello ha provocado que miles de migrantes estén varados en la región del Istmo de Tehuantepec.
Los colonos, principalmente comerciantes, fueron los primeros en aplaudir la decisión de su asamblea, la cual resolvió que los migrantes generaban, además de suciedad, problemas de inseguridad.