El cierre del basurero ubicado en la Villa de Zaachila, en octubre de 2022, no ha traído consigo el ansiado saneamiento integral prometido. Este antiguo sitio de disposición de residuos urbanos se ha convertido en un pasivo ambiental que representa una seria amenaza para la población y el medio ambiente, generando gases metano y lixiviados que contaminan el subsuelo y los mantos freáticos de la región.
René Sánchez Hernández, presidente de la Confederación Nacional Ecologista (Conaep), denuncia que a pesar de las afirmaciones del gobierno estatal sobre millonarias inversiones destinadas al saneamiento del basurero, no existen pruebas de que se hayan realizado las obras necesarias. Esta situación pone en riesgo la salud de los habitantes no solo de los alrededores del basurero, sino también de la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca.
Los lixiviados, un líquido negro compuesto por diversos metales y sustancias químicas, representan una grave contaminación del subsuelo y alcanzan los mantos freáticos de la región, de donde se extrae el agua potable para la población. Además, el gas metano generado en el basurero ya ha provocado algunas explosiones, poniendo en peligro la vida de los residentes cercanos.
Los efectos de la exposición a estos contaminantes pueden ser devastadores, incluyendo desde problemas respiratorios y gastrointestinales hasta daños neurológicos y abortos espontáneos. El activista también advierte sobre la dispersión de los lixiviados en forma de polvo tóxico, que afecta a comunidades más allá del basurero, incluso llegando a la capital del estado.
Ante esta situación, René Sánchez ha entregado al gobierno de Oaxaca una solicitud urgente para el saneamiento del basurero de Zaachila, insistiendo en que esta problemática requiere acciones inmediatas por parte de las autoridades. Con más de una década de advertencias y exigencias, la Conaep busca proteger la salud y el bienestar de los aproximadamente 500 mil habitantes que residen en la zona metropolitana de Oaxaca de Juárez.