Ciudad del Vaticano — Con profundo pesar, el cardenal Kevin Joseph Farrell anunció este lunes el fallecimiento del papa Francisco, marcando el fin de una era significativa en la historia contemporánea de la Iglesia católica.
Jorge Mario Bergoglio, conocido mundialmente como el papa Francisco, fue el primer pontífice latinoamericano y también el primer jesuita en asumir el liderazgo de la Iglesia. Su elección como el Papa número 265 tuvo lugar el 13 de marzo de 2013, tras la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI, quien falleció a finales de 2022.
Durante más de una década al frente del Vaticano, Francisco imprimió un sello distintivo a su papado, caracterizado por un estilo humilde, una profunda cercanía con los más desfavorecidos y un firme compromiso con causas sociales y humanitarias. Su voz se alzó con fuerza en defensa de los migrantes, la protección del medio ambiente y la necesidad de una Iglesia más justa y transparente, especialmente frente a los escándalos de abusos que sacudieron a la institución.
Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires desde 1998, ya había estado cerca del papado en 2005 tras la muerte de Juan Pablo II. Aunque entonces recibió un número considerable de votos, declinó discretamente su posible elección, lo que allanó el camino para Joseph Ratzinger, elegido como Benedicto XVI.
A su llegada al pontificado en 2013, el mundo conoció a un Papa distinto: cercano, menos rígido y profundamente humano. Bajo su liderazgo, la Iglesia católica intentó tender puentes con los sectores más alejados y promovió un espíritu renovador que deja una huella imborrable en la historia del Vaticano.