Cada sexto viernes de Cuaresma, una tradición profundamente arraigada en la fe católica revive en Oaxaca y en otros rincones de México. Se trata de la creación de un altar en honor a la Virgen de Dolores, un acto simbólico que recuerda y acompaña los sufrimientos de la madre de Jesús. Esta tradición, que llegó al país con la invasión española en el siglo XVI, sigue vigente, incluso en medio del auge comercial y turístico de la región.

Lo que antes era una costumbre limitada a los hogares y templos católicos, hoy se ha transformado en un atractivo turístico que se extiende más allá de los recintos religiosos, invadiendo mercados, galerías y comercios de diversos giros. Estos lugares también se suman a la decoración alusiva a la Cuaresma, en una mezcla de fe y cultura que se puede disfrutar a lo largo de la ciudad.

En la ciudad de Oaxaca, los altares dedicados a la Virgen de Dolores tienen una estructura de varios niveles y están adornados con una serie de elementos que evocan los siete dolores que vivió la Virgen María. La imagen de la Virgen ocupa un lugar central en el altar, a la que se le colocan coronas o flores de cucharilla, junto a platos con semillas de lentejas y maíz, animales de barro con germinados de chía, y macetas de milpa, entre otros objetos simbólicos.

Uno de los elementos más representativos son las siete veladoras, que se colocan en alusión a los siete dolores de la Virgen. Además, la mesa del altar se adorna con manteles y papel picado en colores blanco y morado, que simbolizan el luto, la tristeza y la pureza de la madre dolorosa.

Los siete dolores que se recuerdan en esta tradición católica son:

  1. La profecía de Simeón sobre el dolor que viviría la Virgen por su hijo.
  2. La persecución del Rey Herodes y la huida a Egipto de la Sagrada Familia.
  3. La desaparición de Jesús durante tres días en el templo de Jerusalén.
  4. El encuentro de María con su hijo en el camino al Calvario, durante la cuarta estación del Vía Crucis.
  5. La crucifixión de Jesús, presenciada por la Virgen y San Juan.
  6. El momento en que la Virgen recibe el cuerpo de Jesús, al ser bajado de la cruz.
  7. La sepultura de Jesús.

A pesar de los cambios en la sociedad, donde el turismo y el comercio se han infiltrado en las tradiciones, el altar dedicado a la Virgen de Dolores sigue siendo un símbolo de fe, devoción y unidad en Oaxaca. Y, sin duda, representa un atractivo cultural que conecta a los habitantes con sus raíces históricas y religiosas.