Este 7 de abril, los mercados financieros globales vivieron una jornada de pánico sin precedentes, marcada por una serie de caídas históricas en las principales bolsas de valores del mundo. El origen del caos se encuentra en una decisión tomada por Pekín: la imposición de un arancel del 34% a todas las importaciones provenientes de Estados Unidos. Esta medida, tomada como represalia a las políticas comerciales de Donald Trump, desencadenó un torrente de ventas masivas en los mercados, provocando una de las jornadas más turbulentas en años.
El impacto inmediato
Desde el inicio de la jornada, los indicadores bursátiles comenzaron a desplomarse. El índice regional asiático sufrió una caída del 7.9%, su mayor desplome intradía en más de 16 años. A su vez, el índice tecnológico de Hong Kong experimentó una caída del 14%, y la bolsa de Taiwán registró la mayor pérdida de su historia. Las pérdidas se extendieron rápidamente a otras plazas bursátiles globales, con Sídney, Bombay y Seúl siguiendo el mismo patrón de caídas.
No solo Asia fue afectada: los futuros de Wall Street y las bolsas europeas anticiparon una jornada sombría, con caídas cercanas al 3.6%.
Capital en fuga y señales de alerta
El aumento del riesgo llevó a los inversionistas a buscar refugio en activos considerados más seguros, como el yen japonés y el franco suizo. Los bonos del Tesoro estadounidense a corto plazo también mostraron una caída significativa de hasta 22 puntos básicos, reflejo de una creciente aversión al riesgo. En Asia, los swaps de incumplimiento crediticio (CDS) se dispararon, registrando su mayor salto desde los primeros meses de la pandemia en 2020.
La situación se volvió tan crítica que las autoridades de Japón activaron un “circuit breaker” para detener las caídas, mientras que en Corea del Sur se suspendieron temporalmente las ventas automatizadas.
Descoordinación política ante la crisis
El desconcierto no solo es económico, sino también político. A pesar del caos, los principales actores globales se han mantenido en silencio o han lanzado mensajes contradictorios. La Reserva Federal, liderada por Jerome Powell, optó por no intervenir inmediatamente. Aunque advirtió que los efectos de los aranceles podrían frenar el crecimiento y aumentar la inflación, no planea tomar medidas drásticas por ahora.
Desde el Air Force One, Donald Trump restó importancia a las caídas en los mercados, asegurando con firmeza: “Tenemos todas las ventajas”. Funcionarios de la Casa Blanca descartaron realizar ajustes en la política económica, a pesar de las señales de alarma provenientes de los mercados.
¿Recesión a la vista?
Con el S&P 500 perdiendo más de 5 billones de dólares en los últimos días, y el Nasdaq 100 entrando en territorio bajista, el panorama económico se oscurece. Expertos como Charu Chanana, estratega de Saxo Markets, advierten que los inversionistas podrían estar enfrentando una nueva realidad: “Las narrativas de crecimiento se están debilitando. Ya no se trata de inflación, sino de una posible contracción global”.
La incertidumbre generada por la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China está reconfigurando el tablero económico internacional, y el temor a una recesión mundial se vuelve cada vez más palpable.
En resumen:
- Los aranceles de China del 34% a productos de EE. UU. desatan el caos en los mercados.
- Las caídas históricas en Asia se extienden rápidamente a Wall Street y Europa.
- Los inversionistas buscan refugio en activos más seguros.
- La Reserva Federal y Trump mantienen una postura firme, sin cambios en la política económica.
- Los analistas prevén una alta volatilidad durante la semana, con el riesgo de una posible recesión global a la vista.