La reciente inclusión de Alejandro Murat Hinojosa, exgobernador priista y actual senador de Morena, en las filas del partido que fundó Andrés Manuel López Obrador, ha generado una profunda fractura interna que podría alterar la estabilidad política de Oaxaca y del propio Morena. La entrega de la credencial de reafirmación militante a Murat Hinojosa en un acto público con Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente y secretario de Organización de Morena, simboliza el creciente poder del clan Murat dentro del partido de izquierda.
El paso de Murat Hinojosa del PRI a Morena no es una simple transición, sino que representa la continuación de un modelo político que, según analistas, refleja la permanencia de la élite priista al interior del morenismo. En lugar de consolidar una renovación política, el fortalecimiento de los Murat dentro de Morena refuerza la figura de un cacicazgo familiar que ha marcado la historia reciente de Oaxaca, estado donde los Murat han dominado la escena política durante décadas.
Este giro ha causado divisiones dentro del partido, particularmente en Oaxaca, donde el gobernador de Morena, Salomón Jara Cruz, ha sido claramente marginado en favor de los intereses del clan Murat. En las elecciones de 2022, Jara Cruz logró un contundente triunfo con el 60% de los votos, frente al 25% de Murat Hinojosa, pero ahora se ve debilitado por la intervención de los Murat en las estructuras internas del morenismo. La lealtad de López Obrador hacia los Murat, un clan con un historial priista de largos años, ha puesto en duda la verdadera naturaleza del proyecto morenista.
El control de la política educativa y sindical en Oaxaca por parte de José Murat Casab, patriarca del clan, ha incrementado la tensión, ya que la sección 22 del magisterio, tradicionalmente influyente, se ha alineado con los intereses de los Murat, lo que deja a Morena de López Obrador en una posición vulnerable. Esta situación refleja la pervivencia de prácticas caciquiles que se pensaban superadas con la llegada de la Cuarta Transformación.
A medida que se acercan las elecciones de 2027 y la gubernatura de Oaxaca en 2028, la lucha por la hegemonía dentro de Morena se intensifica. Las movilizaciones políticas del clan Murat y su creciente influencia podrían desajustar las expectativas de un partido que se presentó como una opción de cambio. La posible ratificación de Murat Hinojosa y otros políticos con antecedentes priistas dentro de Morena, como Miguel Ángel Yunes Márquez, podría llevar a un colapso en la unidad interna del partido, particularmente en dos estados cruciales como Oaxaca y Veracruz.
Este fenómeno no solo afecta a la cohesión interna de Morena, sino que también podría tener implicaciones serias para las elecciones presidenciales de 2028. En un escenario donde la transparencia y la renovación política son claves, la alianza con personajes como Murat Hinojosa pone en evidencia las contradicciones dentro del proyecto de López Obrador, cuyas políticas de transformación parecen estar siendo desviadas por las viejas prácticas del PRI.
La situación política en Oaxaca y la creciente presencia de los Murat en Morena podrían generar nuevos conflictos y tensiones dentro del partido, amenazando su cohesión y fortaleciendo la percepción de que la Cuarta Transformación ha claudicado ante las estructuras tradicionales del poder político mexicano.