Este 22 de abril, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Madre Tierra, el estado de Oaxaca enfrenta una situación desoladora marcada por incendios forestales, basureros a cielo abierto, ríos contaminados y la constante amenaza a quienes defienden el medio ambiente.

En lo que va del año 2025, la Comisión Estatal Forestal reporta 96 incendios forestales en Oaxaca que han arrasado con 13,000 hectáreas de territorio. Aunque el panorama de 2024 fue aún más grave, con 116 incendios y una devastación de 32,000 hectáreas, los incendios continúan siendo una amenaza constante para los recursos naturales del estado.

A esta tragedia ambiental se suman los 300 basureros a cielo abierto identificados por la Procuraduría de Protección al Ambiente de Oaxaca, lo que genera graves consecuencias para la salud de los habitantes y el medio ambiente. A pesar de los esfuerzos por erradicar estos vertederos, el estado enfrenta una batalla cuesta arriba, con la sospecha de que estos basureros se extienden por los 570 municipios oaxaqueños. En varias zonas, como Atzompa y San Francisco Telixtlahuaca, los incendios incluso han alcanzado los basureros, creando un riesgo adicional para la población.

Además, la contaminación de ríos históricos como el Atoyac, el Salado y el Tehuantepec sigue siendo una de las mayores preocupaciones. Aunque existen fallos judiciales que ordenan su rescate, como en el caso de los ríos Atoyac y Salado, los esfuerzos por sanearlos han sido ineficaces y la situación persiste desde hace más de seis años, con pocos avances tangibles.

Por otro lado, la defensa de la tierra en Oaxaca se ha convertido en una lucha peligrosa. Activistas como Irma Galindo, defensora de los bosques, han perdido la vida o desaparecido debido a su valentía en la lucha contra la tala ilegal. El caso de Galindo, quien desapareció en octubre de 2021, es solo uno de los muchos ejemplos de defensores del medio ambiente que han sido acosados, encarcelados o, en el peor de los casos, asesinados.

La situación se agrava aún más con las constantes crisis climáticas que golpean la zona metropolitana de Oaxaca, donde se han emitido 121 declaratorias de desastre y 118 de emergencia entre 2000 y 2023, debido a fenómenos como sequías, inundaciones y deslizamientos de tierra. A ello se suman las pérdidas millonarias derivadas de desastres naturales, con daños que en 2022 ascendieron a más de 6,000 millones de pesos.

En este contexto, el Día Internacional de la Madre Tierra no solo es una fecha para reflexionar, sino también para exigir acción inmediata frente a una crisis ambiental que amenaza la vida y el futuro de Oaxaca. El Plan de Acción Climática de la Zona Metropolitana de Oaxaca, lanzado en 2024, establece diversas medidas para mitigar los efectos del cambio climático, pero aún está por verse si estas acciones lograrán revertir los daños y proteger a las comunidades más vulnerables de la región.

Es momento de recordar que la defensa del medio ambiente no solo es un derecho, sino una obligación, y que aquellos que luchan por la preservación de la Tierra enfrentan peligros cada vez más cercanos. La Madre Tierra clama por atención, y Oaxaca está en el ojo del huracán.