En San Mateo Piñas, como en otros municipios productores de café criollo de Oaxaca, el hongo de la roya fue la causa que detonó el inicio de un fenómeno migratorio, que en más de dos décadas redujo a menos de la mitad el número de habitantes.
Conforme a los censos de población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en los últimos 20 años esta comunidad ―localizada en la Sierra Sur del estado― destaca junto con 395 municipios de México que registraron entre 2000 a 2010 y de 2010 a 2020 una drástica caída en el número de habitantes.
La práctica del monocultivo del café ocasionó que se perdiera gran parte de la producción y obligó a las familias a salir en busca de otras formas de subsistencia, dijo la presidenta municipal de San Mateo Piñas, Lilia Gema García Soto.
“De más de cinco mil habitantes que existían, ahora tenemos una población de dos mil, dos mil 100 personas. Agua Caliente tiene poca gente; en El Gavilán la mayor parte de la gente es adulta, ya no hay muchos jóvenes, no hay muchos niños; Lachixena y Cerro Hacha tienen poca gente”, explicó la alcaldesa.
Feyley Agustiniano, habitante de El Perdiz, San Mateo Piñas, dijo que la caída del precio del aromático también alentó la migración.
“Hace 20 años, el café tenía un precio agregado comparándolo con el de ahora, y, si tomamos en cuenta la inflación el café, está valiendo un 20 por ciento de su valor real, y eso ha sido un motivo de que muchas parcelas han quedado abandonadas”, refiere.
A estos problemas del café, en la región de San Mateo Piñas se sumaron también las precarias condiciones de vida en estas comunidades incomunicadas o con caminos en mal estado la mayor parte del año, donde jornaleros agrícolas e incluso dueños de parcelas abandonaron sus predios.