La irrupción de las redes sociales y la mensajería instantánea ha permitido a los ciudadanos documentar y difundir las irregularidades cometidas por taxis foráneos en la capital oaxaqueña. Estos vehículos, que transportan a usuarios hacia las comunidades de la zona metropolitana, han sido objeto de diversas denuncias por parte de pasajeros y testigos de las malas prácticas de los conductores.

Usuarios de los taxis de la zona de Etla, por ejemplo, han informado que, tras las 22 horas, los taxistas imponen aumentos arbitrarios en las tarifas. Mientras que durante el día el costo de un trayecto ronda los 20 pesos, en la noche los conductores cobran entre 50 y 60 pesos, sin justificación alguna. Similar situación ocurre en la ruta hacia San Bartolo Coyotepec, donde las tarifas oscilan entre 40 y 50 pesos, y los conductores se niegan a prestar el servicio si no completan el número de pasajeros.

Sin embargo, el precio no es lo único que preocupa a los ciudadanos. Diversas denuncias apuntan a las maniobras peligrosas que los taxistas realizan al circular por las banquetas, estacionarse en zonas prohibidas o conducir en sentido contrario para “levantar pasaje”. Un ejemplo reciente de este comportamiento se observó en la Central de Abasto, donde los taxistas se adueñaron de los espacios destinados al estacionamiento, formando hasta triple fila sin que las autoridades tomaran acción alguna.

La Secretaría de Movilidad (Semovi) y el gobernador Salomón Jara han asegurado que se castigará a los infractores, pero hasta el momento, no se han tomado medidas efectivas como la revocación de concesiones ni la cancelación de licencias. Las quejas de los usuarios también incluyen agresiones físicas: un video reciente mostró a dos taxistas golpeando a un operador de una unidad pesada con un bate, sin que se conociera sanción alguna por este acto.

Las irregularidades de los taxis foráneos no solo vulneran el derecho de los ciudadanos a un tránsito seguro, sino que también afectan el orden vial y la imagen de la ciudad. Según la Semovi, estos conductores han incurrido en faltas graves, como la actualización de tarifas sin la debida autorización, lo que contraviene las normativas estatales de movilidad.

Otro de los puntos cuestionados es el uso de vehículos modificados, con vidrios polarizados, tubos de escape alterados y luces adicionales, lo que genera un ambiente de inseguridad para los usuarios. La señora Guadalupe Solís, vecina de Pueblo Nuevo, expresó su preocupación al señalar que “esto me hace sentir muy insegura” debido a la falta de alternativas de transporte seguro.

Además de las prácticas irregulares, la inseguridad ha aumentado debido al creciente número de robos cometidos por estos taxis, algunos de los cuales se han visto involucrados en delitos con armas de fuego.

Aunque la Semovi ha iniciado procedimientos administrativos y operativos para sancionar a los infractores, las autoridades no han reforzado la vigilancia en las calles. Se especula que acuerdos políticos con líderes transportistas han logrado retrasar la aplicación efectiva de las normativas.

Ante este panorama, los taxis foráneos deberían operar bajo regulaciones que garanticen la seguridad y equidad para los usuarios. Sin embargo, la realidad es que los abusos y la impunidad siguen siendo un grave problema, poniendo en riesgo la seguridad vial y el bienestar de los oaxaqueños.